«Aquí no se tira nada», contra la pérdida y el desperdicio alimentario

Publicado por Olga Rada en

Hoy se celebra el día Internacional de Concienciación sobre la Pérdida y el Desperdicio de Alimentos, un problema grave teniendo en cuenta la importancia de la alimentación para el ser humano y la cantidad de recursos naturales y energéticos que utilizamos en ello. Cuando desperdiciamos alimentos desperdiciamos el trabajo, el esfuerzo, la inversión y los preciosos recursos (como agua, semillas, pienso, etc.) empleados en su producción, por no hablar de los recursos empleados en su transporte y elaboración. Resumiendo, el desperdicio de alimentos aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero y contribuye al cambio climático.

Según la FAO, 1/3 de los alimentos a nivel mundial se desechan, al rededor de 2.500 millones de toneladas de alimentos (según datos de WWF) que son 1.200 millones más de lo que se calculaba estos años atrás. La parte de alimentos que se pierde desde la cosecha hasta el nivel minorista excluido se conoce con el nombre de pérdida de alimentos; la parte que se desperdicia en el nivel minorista o del consumidor se denomina desperdicio de alimentos. Se hace esta distinción para abordar las causas últimas del problema, a cuya solución pueden contribuir agentes de todo tipo, desde agricultores y productores hasta clientes y propietarios de tiendas.

El diagnóstico de la Estrategia Alimentaria traía a la luz estos datos de Valladolid:

  • Los residuos y desperdicios alimentarios del consumo se situaban en 2016 en los 190 kg/habitante, pero con una tendencia descendente desde 2004.
  • El principal contribuyente a la generación de estos residuos y desperdicios era sorprendentemente la producción agraria (frutas y verduras sobre todo), fomentado en algunos casos por las políticas agrarias europeas para evitar la caída de precios (retirada de alimentos a propósito) y por los estándares de calidad de los supermercados y distribuidoras a la hora de presentar los alimentos (que dejan fuera a productos feos o pequeños).
  • 15 millones de kg de alimentos en perfecto estado estarían desechándose en 2016 en Valladolid, directos del consumo de los hogares, los restaurantes y las tiendas.
  • Solo un 14% de la materia orgánica que llegaba al Centro de Tratamiento de Residuos de Valladolid se transformaba en compost, entre otras cosas porque no se realizaba correctamente la separación de residuos orgánicos en el contenedor marrón.

Existen ya muchas iniciativas públicas y privadas que tratan de atajar este problema, como el trabajo que desarrolla la Fundació Espigoladors en Cataluña, recogiendo los restos de las cosechas agrícolas de frutas y verduras en finca y destinándola a la ayuda alimentaria de población en riesgo de exclusión social; el proyecto puesto en marcha en las instalaciones de Mercaolid por la factoría Naturae, que elabora zumos y smoothies a partir de frutas en perfectas condiciones, desechadas por los estándares del mercado; o todas estas iniciativas en formato app (como «Too Good to go» , «Taper» o «to no desperdicio») que ayudan a utilizar el desperdicio alimentario de tiendas, restaurantes y hogares, poniendo en contacto a personas.

La Red de Ciudades por la Agroecología ha realizado el webinario «Desperdicio alimentario, prevención desde lo local», que se colgará próximamente en la web de la Red y que aporta también ideas e iniciativas muy interesantes.

Y aquí se pueden consultar los 15 consejos que da la FAO para reducir el desperdicio alimentario, como adoptar una dieta más saludable y sostenible, comprar sólo lo que necesitamos, conocer el proceso de producción de nuestros alimentos o apoyar a los productores locales. O también las recomendaciones del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación:


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