La Despensa Solidaria de Valladolid

Publicado por Olga Rada en

También en nuestra ciudad se han desarrollado proyectos solidarios y autogestionados de ayuda alimentaria a raíz de la pandemia de Covid-19. Entre ellos el surgido de la Red Solidaria, alojado en el CSA La Ortiga, en el barrio de Las Delicias.

Con un enfoque algo más asistencialista en sus inicios, dónde se atendían a unas 60 familias, ha ido cambiando su dinámica de trabajo para implicar al máximo a las familias usuarias en la adquisición, gestión y reparto de los alimentos. Lo hacen a través de grupos de trabajo donde fundamentalmente se involucran mujeres. Ahora mantiene más o menos el número de familias implicadas pero cuenta con una lista de espera de otras casi 70 unidades familiares y no para de crecer. El reparto de alimentos se realiza todos los martes pero las familias reciben su cesta cada 15 días (30 familias por semana).

¿Cómo consiguen los alimentos? Comprándolos a través de donaciones económicas a su cuenta bancaría, a su cuenta de Paypal o en mano; o a través de donaciones de alimentos, con cajas de recogida situadas en distintos puntos de la ciudad como la librería La Otra, la CNT, La Moli, centros de trabajo e iniciativas de particulares; incluso el Centro Social de Cuellar colabora en la recogida de alimentos. También reciben productos frescos de productores locales, como Guillermo de la Alholva, Siro de la Asociación el Canal o Santiago de La Dama de Torozos.

Presentamos aquí un documento resumen de lo que es la Despensa Solidaria, contado por ellas mismas. Un proyecto con más de un año de recorrido ya que está aportando mucho más que alimentos a las personas en situación de vulnerabilidad. El siguiente paso quizá, poder cultivar ellas mismas sus propios alimentos.

Queremos agradecer a todas las personas que desinteresadamente hacen posible este necesario proyecto y aportar nuestro granito de arena desde la Estrategia Alimentaria para darlo a conocer.

La Despensa —de la Red—Solidaria de Valladolid es una iniciativa social que surge durante la emergencia sanitaria en los primeros meses del 2020. Para dar respuesta a las dificultades de acceso a los recursos de alimentación que encuentran las familias trabajadoras de la ciudad, se fue creando un espacio de solidaridad, cuya finalidad última no era poner un “parche” a la situación generada por la Covid-19, sino crear una red de apoyo mutuo que se mantuviera en el tiempo. 

La crisis sanitaria ocasionada por la pandemia ha permitido visibilizar la necesidad de combatir el individualismo social en el que vivimos actualmente y de promover formas de vida colectivas, comunitarias, que contribuyan al bien común —en los barrios, en los pueblos, en las ciudades y en la sociedad en general—. No es esta pandemia sino el sistema capitalista el que crea una realidad donde se priman los intereses económicos por encima de las personas; donde las grandes fortunas crecen en las crisis y la clase trabajadora se ve cada vez más precarizada en trabajos de mierda y alquileres inasumibles. Es por esto que las redes vecinales surgen con el objetivo de anteponerse a las carencias del Estado y de posicionar el cuidado de las personas en el centro, así como construir desde el trabajo colectivo y comunitario como métodos alternativos al paternalismo estatal y sus servicios sociales, inundados de empresas privadas que se enriquecen a costa de la miseria de una parte y de la caridad de otra.

El bien individual solo depende del bien colectivo, a pesar de lo que se nos quiere hacer creer desde la propaganda neoliberal, confrontando ambos conceptos. Si la comunidad puede sostenerse y tener lo necesario para desarrollar la vida es porque muchas personas, de manera colectiva, construyeron un sistema de agua, salud pública, etc. A pesar de ello, seguimos depositando todo nuestro bien personal a través de un pacto en el que intercambiamos una cantidad de impuestos por dejar en manos del Estado, y del mismo sistema capitalista que nos precariza, tutelar los aspectos más fundamentales de nuestras vidas. El problema aparece cuando el mismo sistema falla —de manera constantey el mito del individualismo sale a la luz para recordarnos que la vecina que tenemos enfrente, y que seguramente no conozcamos, es más necesaria que esa pequeña cantidad de impuestos que pagamos al Estado y que creemos vital.

Desde esta idea, la Red Solidaria surge en contraposición a otras organizaciones que se mueven desde un enfoque funcionalista de lo comunitario que contribuye a perpetuar y reproducir individualismo y pasividad. Nuestro posicionamiento y nuestros objetivos son opuestos. No creemos en la caridad. No se trata de buscar soluciones individuales, sino de generar herramientas para crear comunidad y garantizar la alimentación en los barrios mediante la solidaridad obrera y la conciencia de clase.

Cuando surgió esta Red Solidaria, hubo un número elevado de personas que colaboraron, pero el grado de implicación era mayoritariamente superficial y más o menos esporádico. En sus inicios, debido en gran medida a las circunstancias y el contexto concreto del momento, sus bases fueron el asistencialismo y el voluntariado. Sin embargo, ha ido avanzando durante este primer año hasta dar como resultado la Despensa Solidaria, basada en los principios de confianza, apoyo mutuo y autogestión entre todas las personas que la componen, tratando de evitar toda acción punitiva posible y empleando como herramienta elemental para su funcionamiento los acuerdos en la toma de decisiones. Para ello, ha sido y es precisa una revisión constante de los roles y privilegios de los que las personas que forman parte del grupo de coordinación puedan ejercer, con el objetivo de evolucionar hacia un modelo horizontal y sin jerarquías e incorporar un contenido político transformador al proyecto.

La actividad de esta Despensa se basa en grupos de trabajo que se auto organizan con el objetivo de realizar las tareas necesarias para los repartos: recogida y compra de alimentos y productos de higiene, inventario y gestión de los productos, preparación de las cestas, etc. Para garantizar el abastecimiento de las cestas de alimentos y productos básicos, existen varios puntos de recogida en diferentes partes de la ciudad. Organizaciones como CGT, CNT, algunos comercios y otros colectivos y centros sociales se encargan de almacenar donaciones que más tarde se repartirán entre las familias involucradas en la red. Además, la Despensa pretende organizar recogidas de productos básicos en fechas concretas en inmediaciones de supermercados, con el fin también de acercarse a los barrios, darse a conocer y ampliar las redes de apoyo mutuo en la ciudad. Queremos que se extiendan estas herramientas, las de lo común; que nos demos cuenta de las estructuras que somos capaces de crear desde la solidaridad y no desde la competencia, desde el apoyo y no desde el odio a la diferente, desde lo colectivo y no desde el aislamiento. Solo así podemos hacer frente a las sucesivas crisis del capitalismo, a esta y a las que vendrán. 


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